domingo, 6 de abril de 2014

PISO FOLOSÓFICO EN EL QUE SE SUSTENTA LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA (CONOCIENDO A JÜRGEN HABERMAS)




Conociendo a Jürgen Habermas
Intereses Constitutivos del Conocimiento
  POR RENE SANGRONIS


La teoría de los intereses constitutivos del conocimiento propuesta por el filosofo alemán Jügen Habermas, proporciona un marco de referencia para la comprensión del sentido de las practicas pedagógicas.
Entendiendo ante todo, que los intereses están relacionados con las necesidades del ser humano el cual busca la creación de condiciones que aseguren la preservación de la especie y en este sentido, los intereses representan las inclinaciones o deseos de los individuos. La supervivencia de la humanidad, de modo fundamental, depende del conocimiento y la acción humana, es decir, de la capacidad de pensar del hombre, y esta se manifiesta a través de los tres intereses constitutivos del conocimiento.
 Los intereses constitutivos del conocimiento, entonces, representan una orientación de la especie humana hacia el conocimiento constituyendo el conocimiento mismo. Para Habermas, por lo tanto, el tipo de interés cognitivo define las preocupaciones fundamentales de los seres humanos en un momento histórico determinado.
Esta teoría surge como un movimiento de reacción contra los planteamientos positivistas e interpretativos de la ciencia. Este movimiento de crítica generó una ciencia social crítica que planteo un enfoque de la relación entre lo teórico y lo práctico muy singular  de lo que existía hasta ese momento.
A principios del siglo XX el éxito de la investigación alcanzado en las ciencias experimentales se había trasladado al terreno de las ciencias sociales reduciendo la ciencia a un asunto de orden técnico que alimenta el razonamiento instrumental y proporciona los métodos y principios para resolver problemas sobre la base de la producción de resultados determinados previamente. La ciencia se había convertido en doctrinaria, se sentía dueña de la verdad, se creía en su poder supremo para dar respuesta a todas las inquietudes del ser humano.  
Ahora bien, la ciencia crítica, en este sentido, se puede considerar un movimiento de reacción contra el carácter excesivamente técnico y normativo que había adquirido la ciencia moderna durante el siglo XIX y principios del XX.
Los autores de la escuela crítica planteaban que la razón estaba siendo reemplazada por la técnica y el pensamiento crítico por la norma científica. De acuerdo con estos autores la ciencia se había convertido en ideología que pretendía la contemplación del mundo sin llegar a examinarlo críticamente. De este modo el papel de la ciencia se reducía a legitimar la acción social a través de hechos objetivos. Lo valores subyacentes en tales líneas de acciones quedaban descartados sin ninguna revisión crítica.
Los representantes de la teoría crítica se plantearon rescatar a las ciencias sociales del dominio de las ciencias experimentales, preservando en las ciencias sociales las preocupaciones sobre las cualidades y los valores inherentes de la vida humana.
Es en este contexto, que Habermas elaboro su teoría de los intereses constitutivos del conocimiento, con el fin de dar a las ciencias sociales nuevos planteamientos sobre lo ético, estético y lo justo. De acuerdo con esta teoría  ningún conocimiento es producto de una mente desvinculada de las preocupaciones cotidianas. Al contrario, todo conocimiento se constituye en base a intereses relacionados en su origen con las necesidades naturales de la especie humana, pero que se han supeditado a las condiciones históricas y sociales.
Para Habermas estos intereses constitutivos de saberes guían y dan forma a la manera en que se constituye el conocimiento en relación con las diferentes actividades humanas, son presupuestos en cualquier acto cognoscitivo, y por lo tanto constituye los modos posibles de pensamiento, por medio de lo cuales puede ser constituida la realidad y actuar sobre ella. Hay que tener cuidado y no confundir que el autor no pretende valorar unos intereses en desmedro de otros, sino establecer que los conocimientos están configurados por los tipos de intereses a los cuales sirven y demostrar que la ciencia positivista solo ofrece un solo tipo de interés por el conocimiento sobre otros.
Habermas distingue tres intereses constitutivos de saberes, los cuales denomino: técnico, práctico y emancipador.
El interés técnico, como todos los intereses humanos fundamentales, se basa en la necesidad que tiene la especie de sobrevivir y reproducirse, es el conocimiento que está orientado hacia el control y gestión del medio. Es un saber instrumental que adopta la forma de explicaciones científicas, de manera que las aclaraciones proporcionen la base para el control la base para dicho control.
El conocimiento orientado por el interés técnico presenta total congruencia con las ciencias empírico – analíticas, basadas en la observación y en la experiencia propiciada a través de la experimentación. Esta forma de ciencia es conocida como positivista. Término acuñado por Auguste Comte.
No puede desconocerse que este saber ha producido gran parte del conocimiento necesario para la industria y los procesos de producción modernos, por lo tanto, es altamente importante para el desarrollo de la humanidad, pero este saber no puede ser el único para el quehacer humano.
El interés técnico concibe el proceso enseñanza aprendizaje como producto, es decir un proceso orientado hacia los resultados de la acción pedagógica en función con determinados objetivos que le imprimen dirección al trabajo docente. De allí que el éxito de una propuesta curricular, por ejemplo descansaría en las competencias técnicas de los docentes para seguir las prescripciones establecidas por los especialistas.
El interés práctico, genera conocimiento en forma de entendimiento interpretativo, capaz de informar y guiar el juicio práctico. Es un interés por comprender y facilitar la interacción con el medio. Este conocimiento permite comprender y clarificar las condiciones para la comunicación  y el dialogo significativo, porque proporciona un  saber para entender a otros mediante los significados constitutivos de la realidad social.
El saber práctico se basa en la necesidad fundamental de la especie humana de vivir en el mundo formando parte de él  y no compitiendo con el ambiente para sobrevivir. Es un interés por llevar a cabo la acción correcta en un ambiente concreto, no se interesa por una comprensión del medio para formular reglas, manipular y controlar el medio, sino para comprenderlo y adecuar su papel dentro de él   .
El conocimiento orientado por el interés práctico está asociado con las ciencias histórico hermenéuticas, esto es, la interpretación histórica, literaria, sociológica y de ciertas ramas  de la psicología.
El conocimiento práctico está conformado por la interpretación de los hechos basada en un consenso previo sobre significados y no por la observación o experimentación.
El proceso de enseñanza aprendizaje orientado por el interés práctico, privilegia las interacciones en el ambiente del aula que proporcionan las oportunidades adecuadas para que se produzca el aprendizaje y se promueva el bien. En este sentido las acciones motivadas por el interés práctico aparecen orientadas hacia la búsqueda del bien, es decir lo moral.
La idea de interacción se basa en ciertos supuestos sobre los derechos de igualdad de los participantes. El cual se produce entre sujeto con desiguales capacidades de comprensión o construcción de significados, se reconoce el derecho de estos a ser considerados sujetos y no objetos en la interacción comunicativa en el aula.
El interés emancipador significa, de acuerdo con Habermas, independencia de todo lo que esta fuera del individuo. La emancipación solo es posible en el acto de la autoreflexion, cuando el yo se vuelve sobre sí mismo. Pero la emancipación no es solo un acto individual sino social. ¿De qué debe emanciparse el individuo?. Habermas (1989), responde: de la falsa conciencia de la realidad, de las restricciones ejercidas por lo técnico y lo práctico, para alcanzar el pleno ejercicio de la libertad y de la autonomía de acción que le corresponde por derecho a cada individuo.
El interés emancipador representa el interés humano básico por la autonomía racional y la libertad, que exigen las condiciones intelectuales y materiales dentro de las cuales deben darse las comunicaciones e interacciones significativas y verdaderas. Este conocimiento permite develar las condiciones alienantes del medio, que distorsiona la realidad e impiden al individuo reconocer y perseguir sus propios intereses, este es el fin de la ciencia social crítica.
La ciencia crítica se encarga de revelar a los individuos como sus creencias y sus actitudes quizás sean ilusiones ideológicas que ayudan a preservar un orden social ajeno a las experiencias y sus necesidades colectivas.
 El proceso de enseñanza aprendizaje, entonces, debe ser la situación presente, existencial concreta de los sujetos, que refleje sus aspiraciones, y no sea un mero ejercicio académico, sino que plantee grandes problemas como retos que exigen acciones conjuntas para superarlos. Viendo a la educación como formación  y lo es en la medida que involucra u proceso dialéctico  entre sujetos y realidad, remarcando el carácter intersubjetivo en el hecho educativo.
En este sentido, formar no es modelar sino crear  pues aprender es construir conocimientos y enseñar es apoyar ese proceso de  construcción, en función de una sociedad más justa y por ende democrática.
En fin los intereses técnico,  práctico y emancipador plantean que el conocimiento y la acción son el resultado de un proceso de construcción social que revela un concepto de hombre y de mundo.

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