Conociendo a Jürgen Habermas
Intereses Constitutivos del Conocimiento
POR RENE SANGRONIS
La teoría de los intereses constitutivos
del conocimiento propuesta por el filosofo alemán Jügen Habermas, proporciona
un marco de referencia para la comprensión del sentido de las practicas
pedagógicas.
Entendiendo ante todo, que los intereses
están relacionados con las necesidades del ser humano el cual busca la creación
de condiciones que aseguren la preservación de la especie y en este sentido,
los intereses representan las inclinaciones o deseos de los individuos. La
supervivencia de la humanidad, de modo fundamental, depende del conocimiento y
la acción humana, es decir, de la capacidad de pensar del hombre, y esta se
manifiesta a través de los tres intereses constitutivos del conocimiento.
Los
intereses constitutivos del conocimiento, entonces, representan una orientación
de la especie humana hacia el conocimiento constituyendo el conocimiento mismo.
Para Habermas, por lo tanto, el tipo de interés cognitivo define las
preocupaciones fundamentales de los seres humanos en un momento histórico
determinado.
Esta teoría surge como un movimiento de
reacción contra los planteamientos positivistas e interpretativos de la
ciencia. Este movimiento de crítica generó una ciencia social crítica que
planteo un enfoque de la relación entre lo teórico y lo práctico muy
singular de lo que existía hasta ese
momento.
A principios del siglo XX el éxito de la
investigación alcanzado en las ciencias experimentales se había trasladado al
terreno de las ciencias sociales reduciendo la ciencia a un asunto de orden
técnico que alimenta el razonamiento instrumental y proporciona los métodos y
principios para resolver problemas sobre la base de la producción de resultados
determinados previamente. La ciencia se había convertido en doctrinaria, se
sentía dueña de la verdad, se creía en su poder supremo para dar respuesta a
todas las inquietudes del ser humano.
Ahora bien, la ciencia crítica, en este
sentido, se puede considerar un movimiento de reacción contra el carácter
excesivamente técnico y normativo que había adquirido la ciencia moderna
durante el siglo XIX y principios del XX.
Los autores de la escuela crítica
planteaban que la razón estaba siendo reemplazada por la técnica y el
pensamiento crítico por la norma científica. De acuerdo con estos autores la
ciencia se había convertido en ideología que pretendía la contemplación del
mundo sin llegar a examinarlo críticamente. De este modo el papel de la ciencia
se reducía a legitimar la acción social a través de hechos objetivos. Lo valores subyacentes en tales líneas de acciones
quedaban descartados sin ninguna revisión crítica.
Los representantes de la teoría crítica
se plantearon rescatar a las ciencias sociales del dominio de las ciencias
experimentales, preservando en las ciencias sociales las preocupaciones sobre
las cualidades y los valores inherentes de la vida humana.
Es en este contexto, que Habermas
elaboro su teoría de los intereses constitutivos del conocimiento, con el fin
de dar a las ciencias sociales nuevos planteamientos sobre lo ético, estético y
lo justo. De acuerdo con esta teoría
ningún conocimiento es producto de una mente desvinculada de las
preocupaciones cotidianas. Al contrario, todo conocimiento se constituye en base
a intereses relacionados en su origen con las necesidades naturales de la
especie humana, pero que se han supeditado a las condiciones históricas y
sociales.
Para Habermas estos intereses
constitutivos de saberes guían y dan forma a la manera en que se constituye el
conocimiento en relación con las diferentes actividades humanas, son
presupuestos en cualquier acto cognoscitivo, y por lo tanto constituye los
modos posibles de pensamiento, por medio de lo cuales puede ser constituida la
realidad y actuar sobre ella. Hay que tener cuidado y no confundir que el autor
no pretende valorar unos intereses en desmedro de otros, sino establecer que
los conocimientos están configurados por los tipos de intereses a los cuales
sirven y demostrar que la ciencia positivista solo ofrece un solo tipo de interés
por el conocimiento sobre otros.
Habermas distingue tres intereses
constitutivos de saberes, los cuales denomino: técnico, práctico y emancipador.
El interés técnico, como todos los
intereses humanos fundamentales, se basa en la necesidad que tiene la especie
de sobrevivir y reproducirse, es el conocimiento que está orientado hacia el
control y gestión del medio. Es un saber instrumental que adopta la forma de
explicaciones científicas, de manera que las aclaraciones proporcionen la base
para el control la base para dicho control.
El conocimiento orientado por el interés
técnico presenta total congruencia con las ciencias empírico – analíticas,
basadas en la observación y en la experiencia propiciada a través de la
experimentación. Esta forma de ciencia es conocida como positivista. Término
acuñado por Auguste Comte.
No puede desconocerse que este saber ha
producido gran parte del conocimiento necesario para la industria y los
procesos de producción modernos, por lo tanto, es altamente importante para el
desarrollo de la humanidad, pero este saber no puede ser el único para el
quehacer humano.
El interés técnico concibe el proceso
enseñanza aprendizaje como producto, es decir un proceso orientado hacia los
resultados de la acción pedagógica en función con determinados objetivos que le
imprimen dirección al trabajo docente. De allí que el éxito de una propuesta
curricular, por ejemplo descansaría en las competencias técnicas de los
docentes para seguir las prescripciones establecidas por los especialistas.
El interés práctico, genera conocimiento
en forma de entendimiento interpretativo, capaz de informar y guiar el juicio
práctico. Es un interés por comprender y facilitar la interacción con el medio.
Este conocimiento permite comprender y clarificar las condiciones para la
comunicación y el dialogo significativo,
porque proporciona un saber para
entender a otros mediante los significados constitutivos de la realidad social.
El saber práctico se basa en la
necesidad fundamental de la especie humana de vivir en el mundo formando parte
de él y no compitiendo con el ambiente
para sobrevivir. Es un interés por llevar a cabo la acción correcta en un
ambiente concreto, no se interesa por una comprensión del medio para formular
reglas, manipular y controlar el medio, sino para comprenderlo y adecuar su
papel dentro de él .
El conocimiento orientado por el interés
práctico está asociado con las ciencias histórico hermenéuticas, esto es, la
interpretación histórica, literaria, sociológica y de ciertas ramas de la psicología.
El conocimiento práctico está conformado
por la interpretación de los hechos basada en un consenso previo sobre
significados y no por la observación o experimentación.
El proceso de enseñanza aprendizaje
orientado por el interés práctico, privilegia las interacciones en el ambiente
del aula que proporcionan las oportunidades adecuadas para que se produzca el
aprendizaje y se promueva el bien. En este sentido las acciones motivadas por
el interés práctico aparecen orientadas hacia la búsqueda del bien, es decir lo
moral.
La idea de interacción se basa en
ciertos supuestos sobre los derechos de igualdad de los participantes. El cual
se produce entre sujeto con desiguales capacidades de comprensión o
construcción de significados, se reconoce el derecho de estos a ser
considerados sujetos y no objetos en la interacción comunicativa en el aula.
El interés emancipador significa, de
acuerdo con Habermas, independencia de todo lo que esta fuera del individuo. La
emancipación solo es posible en el acto de la autoreflexion, cuando el yo se
vuelve sobre sí mismo. Pero la emancipación no es solo un acto individual sino
social. ¿De qué debe emanciparse el individuo?. Habermas (1989), responde: de
la falsa conciencia de la realidad, de las restricciones ejercidas por lo
técnico y lo práctico, para alcanzar el pleno ejercicio de la libertad y de la
autonomía de acción que le corresponde por derecho a cada individuo.
El interés emancipador representa el
interés humano básico por la autonomía racional y la libertad, que exigen las
condiciones intelectuales y materiales dentro de las cuales deben darse las
comunicaciones e interacciones significativas y verdaderas. Este conocimiento
permite develar las condiciones alienantes del medio, que distorsiona la
realidad e impiden al individuo reconocer y perseguir sus propios intereses,
este es el fin de la ciencia social crítica.
La ciencia crítica se encarga de revelar
a los individuos como sus creencias y sus actitudes quizás sean ilusiones
ideológicas que ayudan a preservar un orden social ajeno a las experiencias y
sus necesidades colectivas.
El proceso de enseñanza aprendizaje, entonces,
debe ser la situación presente, existencial concreta de los sujetos, que
refleje sus aspiraciones, y no sea un mero ejercicio académico, sino que
plantee grandes problemas como retos que exigen acciones conjuntas para
superarlos. Viendo a la educación como formación y lo es en la medida que involucra u proceso
dialéctico entre sujetos y realidad,
remarcando el carácter intersubjetivo en el hecho educativo.
En este sentido, formar no es modelar
sino crear pues aprender es construir
conocimientos y enseñar es apoyar ese proceso de construcción, en función de una sociedad más
justa y por ende democrática.
En fin los intereses técnico, práctico y emancipador plantean que el
conocimiento y la acción son el resultado de un proceso de construcción social
que revela un concepto de hombre y de mundo.